lunes, mayo 05, 2014

Buscando el éxtasis sexual donde no podemos hallarlo

 Mujeres en la escuela de cultura corporal socialista “Adolf Koch” que se inspiró en las ideas de Reich. Fotografía: Mel Gordon Colección

“La enfermedad mental es el resultado de una perturbación de nuestra capacidad natural para amar” (Wilhem Reich)

Estamos hechos para alcanzar el éxtasis sexual. La tradición tántrica sabe desde hace miles de años que nuestro sistema nervioso está capacitado para llevarnos a estados de gozo y de placer extático que ni podemos imaginarnos. Estamos hechos para alcanzarlo y, por tanto, no debemos renunciar a alcanzarlo. Ahora bien, ¿qué es exactamente el éxtasis sexual? Desde luego, no lo que cree la mayoría de la gente. Así lo demuestran los últimos avances científicos sobre cerebro y psico-fisiología.

El éxtasis sexual no es una mera búsqueda hedonística, un mero buscar el placer por el placer, a cualquier precio. Cuando miro a mi alrededor y veo el sida, los embarazos de menores, la publicidad donde aparecen niñas maquilladas como mujeres, gente que toma drogas y pastillas en muchos casos sintéticas (que por cierto dañas las neuronas del cerebro), la pornografía infantil y el snuff, no me cabe duda de que nuestra sexualidad está enferma, pero que muy enferma.

Estoy convencida de que muchas de las perversiones que se realizan en nombre del placer y de los efectos negativos que genera una mal entendida libertad sexual no son sino manifestaciones de las inhibiciones, represiones y prohibiciones a nivel mental, emocional y corporal.

No en vano, el psiquiatra Wilhem Reich ha demostrado que, a lo largo de la vida, creamos una serie de corazas que nos impiden disfrutar con plenitud. Y cuando digo corazas no hablo en sentido metafórico, sino de bloqueos bioenergéticos corporales que impiden que la energía fluya por nuestro cuerpo de forma fluida y natural.

Estos bloqueos energéticos generalmente se producen porque reprimimos nuestra forma de amar, porque nos han educado en una serie de creencias que nos hacen sentir mal con nosotros mismos si no nos plegamos a ellas. Por ejemplo, conozco muchas mujeres que no se atreven a pedir determinadas cosas en la cama porque temen que sus maridos les tachen de putas.

Para encajar en lo que se espera de uno o para “gustar” al otro tengo que restringir o disociar, reprimir o esconder alguna parte de mí, o sea, tengo que cortar el flujo de mi contacto conmigo misma. Cuando pierdo este contacto conmigo, mi comunicación con el otro se ve afectada a algún nivel, sea este el emocional, el mental-verbal o el corporal-energético (gestual, movimiento, acción, etc.). Por tanto, no puedo transmitir todo lo que soy y no disfruto. Y al no poder disfrutar del sexo con naturalidad, lo busquemos de forma perversa, artificial, volviéndonos adictos a las sensaciones fuertes e incapaces de alcanzar el verdadero éxtasis sexual.

EL ÉXTASIS COMO UNIÓN GOZOSA

El verdadero éxtasis sexual llega, por tanto, cuando abrimos el corazón y nos entregamos totalmente a la otra persona. Porque en el fondo todos anhelamos SENTIR, AMAR y ENTREGARNOS LIBRE Y TOTALMENTE EN EL ABRAZO DONDE NOS FUNDIMOS Y NOS CONVERTIMOS EN UNO EN EL MOMENTO DEL ORGASMO AMOROSO

Es decir, el sexo no puede desvincularse de lo afectivo, de lo emocional, so pena de perder su sentido. De hecho, Reich mostró también cómo las enfermedades mentales eran el resultado de las perturbaciones aparecidas en la capacidad natural de amar.

El verdadero éxtasis sexual sólo es posible si hay confianza para mostrarnos como somos, y ésta sólo es posible a través de una comunicación íntima, profunda y respetuosa. Muchas de nuestras insatisfacciones en este terreno son debidas a una pobre comunicación con el otro de nuestros pensamientos, nuestras sensaciones, emociones, fantasías, etc., sean éstas agradables o desagradables. El miedo a hacer daño y a no gustar o no estar a la altura son muy acentuados en la sexualidad. También la vergüenza de expresar según qué impulso es muy generalizada. Debido a todo esto terminamos muchas veces convirtiendo el acto sexual, que en teoría tendría que ser el acto más placentero y más creativo, en el acto más aburrido o más perverso, porque estamos limitados por “lo que se espera de alguien como yo”.

Si nos liberamos de nuestras inhibiciones, perversiones y prohibiciones a nivel corporal, mental y emocional, veremos que el éxtasis se depura y refina para convertirse en un soporte, no sólo para la alegría, sino también para nuestra salud y nuestra evolución espiritual.

Si quieres abrir esta puerta te invito a contactar conmigo y emprender un trabajo holístico que abarca lo siguiente:

1. Área verbal-cognitiva que incluye compartir todo lo que pensamos sobre el tema de la sexualidad y la intimidad con el fin de aclarar la influencia socio-cultural sobre nuestras preferencias y aclarar las confusiones conceptuales entre sexualidad y genitalidad, sensualidad y sexualidad y sexualidad y afecto.

2. Área corporal-energética en la cual trabajaremos con el cuerpo y sus bloqueos para liberarlo en su expresión y su energía, dado que el cuerpo es el vehículo a través del cual sentimos, comunicamos, compartimos y gozamos.

3. Área emocional en la que trabajaremos con las dificultades emocionales de cada participante para poder concienciar las inhibiciones, vergüenzas y prohibiciones que han reducido nuestra capacidad de sentir e inhibido la capacidad de incrementar y sostener el placer.

Leila Youssef
Email: feminidadconsciente@gmail.com
Tel: 956687704

2 comentarios:

EIVLYS dijo...

Excelente artículo. Gracias.

Anónimo dijo...

Muy bueno