Ciertos enigmas entorno a los monjes o al monacato como tradición y como institución se presentan ante nuestra curiosidad y, a la manera típica de Occidente, echamos un vistazo a la historia para tratar de resolverlos. Para empezar ¿quiénes son y por qué hay monjes? ¿por qué los monjes fueron tradicionalmente solteros? ¿y por qué en algunas tradiciones, como la Zen, ahora, sin embargo, están también casados?
Respecto al pasado remoto priman las hipótesis, y de vez en cuando también hay algunas noticias o datos donde sustentarlas. Las hipótesis nos dicen que el monacato comenzó en la India como institución sólida con Gautama Buda y con el jainismo, tal vez a partir de modelos previos. Más tarde desde el subcontinente se extendió hacia otros lugares de Asia y luego hasta Europa. Con Occidente el vínculo lo constituyen probablemente los esenios. El contacto del budismo con Oriente Medio y con Europa están documentados, por el lado indio, en algunas estelas de Ashoka quien, según se afirma en ellas, envió embajadores del Dharma hacia Mesopotamia, Egipto y Grecia. De los esenios dice Flavio Josefo que viven sin mujeres entre los palmerales de la costa occidental del Mar Muerto. Se renuevan de continuo merced a la incesante corriente de refugiados que acuden a ellos en gran número, hombres hastiados de la existencia a quienes las vicisitudes de la fortuna impulsaron a adoptar tal género de vida. Así, a través de miles de siglos, por increíble que parezca, un pueblo se ha perpetuado en un lugar donde nadie ha nacido. A parte de las más que probables influencias de los esenios sobre el cristianismo, lo que sí es seguro es el que el monacato cristiano se origina también en aquellas mismas tierras de Palestina y Jordania, tal vez, como dijimos, a partir de un remoto principio o modelo budista.
¿Y qué hay del origen del monacato en la India? La palabra monje viene del vocablo griego monakhós que significa solitario o más bien soltero, pues a diferencia de los anacoretas que, según su etimología griega, quiere decir retirado, los monjes suelen tradicionalmente vivir reunidos en comunidades monásticas. En la India había entre los brahmanes cuatro estados: brahmacharya o joven soltero estudiante, el grhastha o residente en la casa, o sea, el padre de familia, que se jubila más tarde, una vez cumplidas sus responsabilidades, como vanaprastha o retirado en el bosque, donde alcanza luego el grado de samyasa o renunciante y bhiksu si mendicante. En sus principios monacato budista o jaina parece pasar directamente del primer estado a los últimos, saltándose el tránsito por la vida de familia.
Para terminar, según las noticias históricas de que dispongo, el celibato terminó entre el clero budista de Japón por una decisión política, la que tomaron las autoridades Meiji a finales del siglo XIX. Dentro de su programa de apertura a Occidente y al mismo tiempo de nacionalismo, con el objeto de poner distancias respecto a las tradiciones del Shogunato Tokugawa, el gobierno imperial decidió abrazar el Shinto, destruyeron templos budistas, forzando a monjes y monjas a iniciar vida secular y obligando al clero a casarse.
Puesto que el monacato en Japón y en otros lugares siguió y sigue existiendo más allá del celibato, queda claro que, a la postre, la soltería tampoco definía o define al monje.
Este artículo fue publicado en el nº1 de los Cuadernos de Seikyuji.
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