Cuando comencé mi aprendizaje de yoga, hace ya de eso algunos años, lo que se estilaba en los pocos centros de yoga que por entonces existían, era inscribirse en un horario que solía alternarse con un día sin práctica, martes y jueves, o bien lunes y miércoles, a tal o cual hora. Y si no podías asistir un día, pues perdías tu clase. Hoy en día, eso parecería casi un “Yoga para Funcionarios”, (que nadie se ofenda, pues yo también soy funcionario de carrera).
Hoy por hoy muchas personas, por no decir la mayoría, tienen horarios flexibles o turnos cambiados o cambiantes (en ocasiones de modo complicadísimo), contratos eventuales, o trabajan por cuenta propia sin jornada determinada, etc. Si a eso se le añade las responsabilidades familiares o domésticas, para poder asistir a una clase de yoga (o de lo que sea) es preciso hacer muchas filigranas con el tiempo. Y eso lo sé por experiencia pues en casa (del herrero) nos las vemos y nos las deseamos para sacar un tiempo para que todos podamos practicar yoga o alguna actividad de desarrollo personal o de simple ocio (cuchara de palo). Aunque todos sabemos (y por eso queremos ofrecer más posibilidades) que finalmente el esfuerzo por acudir a una sesión de yoga en un entorno adecuado compensa.
Así que en nuestra YogaSala de Málaga, quienes estén al corriente de la mensualidad, pueden asistir cuando quieran y cuantas veces quiera dentro de nuestro horario que puedes consultar haciendo clic aquí.
En alguna ocasión, por motivos de viaje, exámenes, familiares, laborales, una persona pasa una semana sin asistir. Esa misma persona, cuando está de vacaciones o por cualquier otra circunstancia dispone de más tiempo puede asistir todos los días seguidos. Si bien, esa marcha pocos la han mantenido, salvo contadas excepciones y salvo este servidor, siempre al pié de obra. Así las cosas, nuestro centro debe de ser uno de los que oferta la clase de yoga más ventajosa. Además con importantes descuentos para algunos talleres y jornadas que organizamos. Pero, por supuesto, también hay lugar para los alumnos que siguen llegando con un horario regular y constante, lo cual, dicho sea de paso, es la condición ideal a la que muchos o todos aspiramos.
La idea es que podamos centrarnos en lo que realmente nos importa: el yoga tranquilamente.
También para los que su tiempo está todavía más racionado por las muchas obligaciones, existe la posibilidad de la clase suelta o los talleres de fines de semana (que puedes consultar en el blog, arriba a la izquierda, en la columna de anuncios y agenda).
Los principiantes son bienvenidos, preferentemente a las clases generales (todos los días salvo el viernes, que es más avanzada). En las clases generales los principiantes pueden adaptarse perfectamente al ritmo de la clase, se ofrece también variantes, el uso de apoyos y ayudas materiales: cintos, tacos, planchas, etc. Se enseña lo básico del yoga en un ciclo que va de seis meses a un año. Por su parte, también a las personas con más experiencia se les ofrecen variantes de mayor dificultad para que puedan ejercitarse.
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