Se va estableciendo la idea de que, a partir de esta crisis, necesariamente tiene que cambiar el modelo económico. Admitido el cambio, resta preveer o figurarnos cómo serán los modelos económicos de futuro. La dificultad que tienen las ciencias que, de algún modo, incluyen en su campo de estudio a las personas es que, a diferencia de los fenómenos de la naturaleza, el ser humanos es imprevisible. De tal modo, la sociología, la psicología, la economía y hasta medicina, son ciencias de relativa capacidad predictiva, porque las personas como individuos, así como colectivos, somos capaces de cambiar nuestro destino.
En estas áreas del conocimiento, hay mucho de profecías autocumplidas, de modo que cuando se establece un pronóstico, la previsión favorece el cumplimiento de la misma. Hay otras profecías que quieren autocumplirse, pero no tienen éxito, se quedan en simple propaganda. Hay profecías, que se autocumplan o no, tienen un efecto importante en el desarrollo de los hechos, como las del filósofo alemán Karl Marx. Cualquier previsión de los modelos económicos a partir de ahora han de tener en cuenta un elemento importante: el cambio de conciencia colectiva.
En los primeros párrafos de la Estrategia Española de Desarrollo Sostenible publicado en el 2007 dice:
modelo de desarrollo.
En este sentido, la economía española registró un crecimiento anual del 3,9% durante 2006, tres décimas más que en el año precedente. Este mayor dinamismo de la actividad fue compatible con una composición del crecimiento más equilibrada y sostenible, al ganar protagonismo la inversión en bienes de equipo, cuyo aumento fue del 10,4%, frente a una ligera desaceleración de la inversión en construcción (6%) y, más acusada, del consumo privado (3,8%), y al reducirse de forma significativa la contribución negativa de la demanda exterior neta (1,2 puntos porcentuales).
En el caso concreto de la construcción, uno de los principales sectores de la economía española, se ha producido una desaceleración de la actividad, concentrada en el componente residencial, llevándose a cabo un proceso de paulatina vuelta a la normalidad, al pasar de crecer un 7,8% a principios de 2006 a un 3,7% en el segundo trimestre de 2007. Esta pérdida de dinamismo de la vivienda también se reflejó en el precio de la vivienda, que experimentó un crecimiento del 5,8% en el segundo trimestre de 2007, más de 6 puntos porcentuales por debajo del observado a principios de 2006. En 2007 los indicadores adelantados de iniciación de viviendas están
comenzando a mostrar reducciones, por lo que el proceso de suave ralentización se mantendrá en los próximos trimestres.
(He destacado algunas afirmaciones).
Como todos sabemos, sucedía y sucedió al contrario, que la disminución del precio de la vivienda se reflejó en una casi desaparición de la construcción.
¿Qué hubiera pasado si no hubiera habido crisis?
Desarrollo Sostenible y Técnicas del Bienestar, a celebrarse en el Palacio de Ferias y Congresos, en Málaga, el 19 de abril, a las 18'00 horas, .
No hay comentarios:
Publicar un comentario