Nos lo pasamos tranquilamente bien.
La biodanza muy divertida. Un papá se sorprendió de que su hijo se había integrado perfectamente. Es lo que
suele ocurrir en la YogaSala, los niños se saben bien recibidos y se
integran a su modo tranquilo y alegre, tomándose de las manos y
bailando desenfadados. Mayte y Roberta supieron seleccionar los
aspectos más lúdicos de la biodanza. Fue lo que
necesitábamos para abrir el apetito y lanzarnos sobre las viandas.
¡A por ello!
Respecto a la comida, en cantidades y
proporciones providencialmentes exactas, y eso que no lo habíamos
organizado sino dejado al libre albedrío de los participantes. Un
perfecto equilibrio entre lo dulce y lo salado. Regado todo con
buenos zumos sin azúcares ni edulcorantes añadidos y unos sabrosos
Yogi Teas, endulzados con miel. Respecto a nuestras especialidades,
abundaron las tortillas de patatas (como debe ser). El ambiente
sereno, lúcido y alegre, pues nos habíamos librado, por decisión y
principios, del tabaco y el alcohol, o cualquier otro intoxicante,
innecesariamente presentes en tantas fiestas.
Los músicos estuvieron magníficos. Un
buen encuentro, repentizando melodías encantadoras, de Beatriz Price
Huelin (voz), Alain Pinero (guitarra), Ido Segal (violín) y José
Manuel Zúñiga (cuencos de cuarzo). En breve pondré un vídeo de la
última actuación, sencillamente maravillosa, que nos servirá a los
presentes para revivir la velada, y a los ausentes para asomarse a lo
que fue la fiesta a través de esta ventana de imagenes y sonidos. Un bebé de un año y medio, hizo coro a algunos mantras. Todos
los niños se lo pasaron estupendo.
Nos quedamos todos con un buen sabor de
boca y con voluntad de reencontrarnos de nuevo.
Gracias a todos por vuestra hermosa
presencia. Y a los que no estuvisteis, os convocamos para próximos
eventos.
Paz, luz, calor y armonía para todos
en estas fechas de solsticio,
Joaquín G Weil
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