(Foto: Dani Becerra) Vistas desde la YogaSala Málaga.
Conocido es el sutra del Buda, donde
dice que aunque te subas en solitario a una cumbre en los Himalayas,
te llevarás todo y a todos contigo (ya sabes: las victorias de la
roja, tu familia al completo, tu
trabajo, barrio sésamo, todos los seres amados o los que al
contrario, aversiones y gustos, etc.)
Estamos de acuerdo
con estas máximas de sabiduría, pero también ocurre (ocurrió y
ocurrirá) que cuando miras un mapa mundi desde las altas cordilleras
de Mustang, o desde el otro lado del mar Océano, pues la ciudad de
origen está tan lejana que parece “un sueño en tu viaje, ave de
paso”, como dice el haiku. Y los asuntos se relativizan, y te deja
margen de tiempo y de espacio, y libertad de mente y horizontes para
colocar algunas cosas en su sitio.
Los vuelos a
reacción han introducido ese elemento mercurial (de alas en los
piés) en el imaginario humano. Es más todavía que el viaje astral,
porque te vas no sólo con el alma, sino con el cuerpo mismo, a otros
planos de la existencia, como son las cumbres de los Himalayas o las
playas del Caribe, de los cuales, de otro modo sólo tenemos idea por
los vídeos y relatos de viaje.
Ya ves: la vida ya
es bastante alucinante como para encima querer alucinar de otro modo.
Las enseñanzas del
Buda, y de otros tantos maestros de sabiduría, en primer lugar,
tuvieron como discípulos a ellos mismos. Igual que cuando recibes un
consejo no pedido (como, por ejemplo, este mismo) no te enojes con
quien te aconseja, sino que comprende que quien te lo da, se lo ha
dado primero a sí mismo o misma.
Cuando alguien
llega por vez primera a la YogaSala, le pedimos primero que se sienta
bienvenid@ y con tranquilidad. La tranquilidad sólo puede ganarse
por medios tranquilos.
De acuerdo, vamos a
alcanzar el samadi, la iluminación, la salud perfecta, la
Gran Sabiduría o lo que queramos, pero no hace falta que sea ahora
mismo o mañana a las cinco.
Y este es un buen
consejo para estas fechas: vamos a tomarnos unas pequeñas vacaciones
en nuestros afanes: no voy a decir que renunciemos a nuestros grandes
objetivos y anhelos, pero bien podemos darnos aunque sea una semana
de tranquilidad, de pereza, de sentirnos a gusto con nosotros y
nosotras tal como somos y estamos, precisamente cuando estamos
practicando yoga o meditación, precisamente cuando estamos
aprendiendo o enseñando.
Comprendo que este
consejo no vale para cualquiera, sino para aquellos que estén en el
punto de cocción preciso para escucharlo. Es como quien oye que la
iluminación, “el éxito en la práctica del yoga” o lo que sea
sólo se conseguirá a través del sudor y del esfuerzo, se apuntará
si es previamente propenso a ese tipo de soflamas.
Cuando escuché la
máxima zen de que “hay que practicar como quien quiere apagarse un
incendio prendido en su propio cabello”, me lo apunté de
inmediato. Resultó que de niño, mientras contábamos historietas y
fantasías al calor de un fuego, a un amigo (se llamaba Javier) de
modo extraño se le prendió el pelo (rubio) que lanzó una gran
llamarada, como un tupé de fuego a lo alto. Cuando nos recuperamos
del pasmo, en un brevísimo instante, los demás niños corrimos a
apagarle el incendio a manotadas. Así que la estampa siempre me
resultó bastante gráfica.
Ahora también toca
la vacación y el relajo, cesar en los propios afanes, como Milarepa
cansado de construir torres por consejo de su maestro Marpa, se rinde
y cae sobre el prado. Ha hecho tanto esfuerzo que ya le da igual
iluminarse o no. Y es precisamente en ese instante, cuando se le
deshace el nudo en mitad del pecho y pude respirar de modo amplio y
libre. No hay nada que conseguir, sino darte cuenta que ya lo has
conseguido todo.
Me digo todo esto a
mí mismo y me lo digo mientras practico yoga o me siento en
meditación tranquilamente Vipassana o Shambhala o meditación con el
apellido sea. ¿Tiene sentido entonces la práctica constante, el
peregrinar en busca de sabiduría? Lo tiene, es el procedimiento que
nos conduce, el momento y el lugar donde podemos reparar en la
oportunidad, la ocasión del reposo, el esparcimiento y el relajo. Es
imprescindible el avance denodado hacia tu destino para, en algún
momento, comprobar que ya has llegado.
Bienvenid@ a la
YogaSala y su blog y gracias por leer hasta aquí.
En verano
practica yoga y meditación.
3 comentarios:
Qué bien me ha venido que me recuerdes estas cosas. Precisamente estaba en el preciso momento de necesitar recordarlas. :-)
Gracias, Joaquín, tus reflexiones me ayudan a relajar y calmar el ritmo, con alegría. Abradanzos
Si, es bonito el post desde la fotografía hasta el punto final, pasando por la conclusión ("es imprescindible el avance denodado hacia tu destino para, en algún momento, comprobar que ya has llegado"), y la cita zen, emocionante y poética, que me la quedo. Gracias, Javier.
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