http://danzademujer.blogspot.com.es/2012/09/consciencia-de-mi-cuerpo-de-mujer.html
Nuestro útero, ese lugar desconocido donde sea crea la vida y de donde nacen todos nuestros proyectos e hijos, físicos y espiritules. Las mujeres de nuestra cultura patriarcal no la sentimos, hemos aprendido a ignorarla, a no hacerle caso ni saber de su existencia.
Pero es un centro vital, un manantial de sabiduría y creatividad, y
también el lugar para el verdadero placer femenino. El orgasmo femenino
auténtico no empieza en la vagina o en el clítoris. Empieza en el cuello
del útero. Y cuando una mujer se excita, primero el útero empieza
a temblar, luego a palpitar, siendo cada palpitación una ola de placer.
Pero en nuestra sociedad aprendemos desde niñas a inhibir esas pulsiones sexuales, haciendo que las conexiónes neuromusculares con el útero no se establezcan, dando lugar a que las mujeres adultas no setnimos ni percibimos nuestro útero.
Y ¿qué tiene el útero que ver con nuestra danza?
Muchas veces me he preguntado por qué llamamos a esta ancestral danza "danza del vientre". Creo que sería más acertado llamarla la danza de los brazos, hombros, tronco, caderas... o ¿por qué no la danza del útero?
Pero en nuestra sociedad aprendemos desde niñas a inhibir esas pulsiones sexuales, haciendo que las conexiónes neuromusculares con el útero no se establezcan, dando lugar a que las mujeres adultas no setnimos ni percibimos nuestro útero.
Y ¿qué tiene el útero que ver con nuestra danza?
Muchas veces me he preguntado por qué llamamos a esta ancestral danza "danza del vientre". Creo que sería más acertado llamarla la danza de los brazos, hombros, tronco, caderas... o ¿por qué no la danza del útero?
En la antiguedad era la danza de la fertilidad, la danza para la mujer
embarazada y una ayuda durante el trabajo de parto. Los movimientos
ondulares se realizaban con las caderas, la cuna del útero, para
fortalecerlo junto con la zona pélvica, y relajarlo entre contracción y
contracción.
Nos podemos imaginar el útero como un péndulo colgado en un hilo que
sería equivalente al torso, el centro energético y de la gravedad. Le
dejamos caer de lado a lado, como un vaivén, le hacemos girar como en un
círculo alrededor de su centro, siempre en la perfección. Dejamos
bailar al útero, le acariciamos, le fortalecemos, le relajamos... nos
concienciamos de nuestro cuerpo de mujer, las partes escondidas pero
sagradas, sus funciones, su movilidad natural, nuestra naturaleza
femenina.
Cuando bailamos, el útero vuelve a la vida, vuelve a ser acariciado por el movimiento, y podemos concienciarnos de su existencia con visualisaciones, pensamientos o simplemente bailando con el. Podemos volver a sentirlo, conectarnos con el, disfrutar de ese manantial de creatividad y el verdadero placer femenino.
Cuando bailamos, el útero vuelve a la vida, vuelve a ser acariciado por el movimiento, y podemos concienciarnos de su existencia con visualisaciones, pensamientos o simplemente bailando con el. Podemos volver a sentirlo, conectarnos con el, disfrutar de ese manantial de creatividad y el verdadero placer femenino.
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