miércoles, julio 02, 2014

Desintoxicando el Alma.



Hace unos días asistí a un taller sobre la elaboración de germinados, microcultivos caseros ricos en enzimas, aminoácidos, minerales y vitaminas que son una delicia para el paladar y una auténtica medicina para nuestro cuerpo y nuestro espíritu. Gracias Fede y Macu por facilitarnos esta oportunidad de crecer y amarnos. PINCHA AQUÍ PARA CONOCER PRÓXIMOS TALLERES.

En esto de la vida sana, las motivaciones y la constancia, como todo lo demás, fluctúan, y ya son algunos años en esto del yoga y la meditación y aún no le pillo el tranquillo a esto de vivir sano de forma, más o menos, constante. A períodos de desintóxicación potente, y de práctica intensa, le siguen períodos de asueto y relajación rechoncha, esto es, un pendulear entre la vida elevada, sana, equilibrada y próspera a la que aspiro y momentos de "punk'snotdead" (momentos punquis, en cristiano) en el que me lío la manta de la voluptuosidad y el paroxismo con una facilidad que da gusto, mucho gusto. Si bien es cierto que el péndulo de mi salud cada vez sigue ritmos más ordenados y equilibrados no dejo de observar estas oscilaciones y ya me parece hasta algo natural, siendo el proceso de retorno al estado natural algo, en esencia, dinámico, como cualquier otro proceso orgánico. Cuando el péndulo va del lado de la vida sana, ya llegando a su extremo, se observa una tensión, como si quisiera ser más sano de lo que realmente estoy preparado, al menos de una forma relajada y sostenible, y de repente aflojo y me como alfajor(delicioso dulce argentino). Jajaja. De la alfalfa al alfajor. Y el péndulo oscila en dirección contraria contrarrestando la tensión, de modo que cuando pendulea hacia el lado del deleite sensorial sin restricciones también llega a su extremo, en forma de vientos racheados de culpabilidad, enjuiciamientos y comparaciones, un par de flagelazos y vuelta al orden. Al orden fluctuante, claro, o más bien, a la búsqueda  incesante del equilibrio. 



Estas y otras cosas observo, en mí, y , con mucha más facilidad, por supuesto, en los demás. Que también se ven algun@s muy sanamente tensos y otr@s relajadamente intoxicad@s ahí fuera, pero lo difícil es verlo en una misma, y sobre todo ponerle enmienda y afinar la cuerda sin romperla ni dejarla floja. Que la teoría nos la sabemos todos y si se te olvida una dato lo tecleas en google y ya. La información, la tenemos, ahora nos falta el conocimiento. Pero bueno, está bien observarlo, sentirlo y respirarlo, es el principio de toda disuloción.



Una va observando y sintiendo todas estas cosas. Por ejemplo, que puede estar el cuerpo limpio y la mente sucia. Desde la visión ayurvédica todo es alimento, todo lo que entra en el campo de conciencia, desde una flor a un pensamiento, es alimento. Y todo alimento nos nutre, nos intoxica o viene a ser neutro. Hay pensamientos tóxicos, igual que hay comida tóxica, el color de la pared de casa puede ayudarnos a relajarnos, a centranos, o nos puede tensar y agitar por dentro y por fuera. Del mismo modo hay pensamientos inspiradores, o inspirados, y nutritivos, lo mismo con nuestras relaciones personales, unas nos nutren y otras nos matan, con mayor o menor rapidez. Igual que existen alimentos vivos como los germinados existen pensamientos vivos y palabras de poder, como GRACIAS, TE AMO, PERDÓN. Existen, por supuestos pensamientos muertos, basura mental, como son todos esos pensamientos repetitivos, compulsivos que nos asedian y nos dejan secos como NO PUEDO, ME ENGAÑÓ, NO ME QUIERE, ES INJUSTO, NO TENGO, LA GENTE DEBERÍA... y un largo etc de pesamientos basados en la creencia de que estamos separados del mundo, sin sostén y desprotegidos. Mirar el whatsapp cada dos minutos es tomar tu alimento de pantallita y esperanza. Os explico como funciona el whatsapp y el aporte de dopamina que tanto nos gusta. Experiementando con ratas hicieron el siguiente experimento. Tomas una rata y le pones un botón delante, y le enseñas que si pulsa el botón le das un chute de una droga que produzca placer, como la serotonina, después cuando la rata ha aprendido a administrase serotonina pulsando el botón, reemplazas la descarga de serotonina por una descarga eléctrica altamente dolorosa. La rata le da una vez, y recibe la descarga, después vuelve a pulsar el botón una y otra vez con la esperanza de recibir su dosis de serotinina. La rata seguirá dándole indefinidamente, o hasta caer extenuada, rebosando dopamina por sus cuatro costados. El neurotransmisor de la esperanza es la dopamina, es decir, cuando esperamos que las cosas vayan mejor nuestro cerebro segrega dopamina, es una droga natural que nos mantiene vivos, despiertas y atentas, con ganas de mejorar y progresar, lo cual es indispensable para el desarrollo de la vida. El problema surge cuando se introduce un símbolo en nuestra vida, como el logo de Whatsapp, o FB o el sobrecito de Gmail. Cuando lo ves en tu smartphone, corres a pulsarlo, igual que la rata, con la esperanza de que algo maravilloso entre en tu vida, más trabajo, dinero, reconocimiento, confirmación, un cumplido o una felicitación suelen ser suficientes, de modo que cada vez el feliz símbolo de tu esperanza tu cerebro segrega dopamina, y entonces, pasado un tiempo, adivina qué, te vuelves adicto a la dopamina. Sin ningún coste adicional, sólo escuchando el tono de la notificación o viendo el símbolo en la pantalla ya tienes tu dosis. No me quiero extender aquí con lo que ocurre cuando miras el móvil y no ves ninguna señal que libere tu droga, pero tiene que ver con los peptidos de la frustración y la impotencia. Observa y siente qué te encuentras.



Hoy día estamos literalmente bombardeados por estímulos muy fuertes, que penetran nuestros sentidos y vierten cantidades ingentes de agentes tóxicos o adictivos en nuestra sangre. ¿Cómo limpiar todo esto? ¿Los comentarios constantes del tipo "la cosa está muy mal", "no te fíes", etc? Pues ante todo, creo yo, relajación, mucha relajación, mucha respiración consciente, yoga, alimentación sana y consciente, meditación (sentada y de la otra, la que hace de cada gesto una flor del despertar) y hasta donde yo sé y practico, la oración es una práctica maravillosa altamente desintoxicante. Dar GRACIAS, cada mañana al despertar, por la vida, por las cosas del pasado, las maravillosas cosas que te pasaron, tuviste, pensaste o hiciste, por todo lo que YA tienes y disfrutas y por las cosas que tendrás, las GRACIAS FUTURAS por todo lo que estar por venir. AMAR, sentir que te amas y confías en tu capacidad de sanar, decirle a todas las personas que conoces, especialmente a las que catalogas como difíciles, darles las gracias por mostrarte la dirección en la que no quieres mirar, decirles que crees en ellas y en su capacidad de superar sus dificultades. PERDONAR todas tus faltas, tus juicios y tus distracciones y PERDONAR todo y a tod@s. No te vayas a la cama sin dar las gracias y sin perdonar, no cierres los ojos y te duermas mascullando resentimiento, o destilando ira o frustración en tu corazón, perdónate a ti misma o esas personas difíciles, pide orientación y guía, da las gracias por todo lo que te trajo este día y descansa en PAZ. 



Usa las nuevas tecnologías de la forma más consciente que puedas, sin permitir que ellas te usen a ti. Da gracias también por ellas si te están benficiando de algún modo pero no te conviertas en una adicta a la dopamina. Afloja un poquito con el smartphone y proponte ayunos de uno o más días a la semana sin mirar ninguna pantalla, ir al mar o cualquier espacio natural y comulgar con los elementos. Son orientaciones que doy que yo mismo me propongo con más o menos éxito, depende de si sopla de levante o de poniente y de lo que me haya desayunado a la mañana, ya sean pensamientos de amor o juicios y comparaciones carentes de paz. Me gusta compartir estas impresiones porque me observo a mí mismo, con todas mis imperfecciones encaminándome, con pendulazos incluídos, hacia el equilibrio y el retorno a la senda natural. Os amo, Gracias.


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