domingo, mayo 31, 2015

Tras mi primer mes de yoga. Elena Pimentel de Maqua (4)


Estas son las magnificas vistas que hay desde los balcones del centro de Yoga Sala.


Ya finaliza el mes de mayo, y también mi primer mes de yoga.

Ha sido un mes lleno de descubrimientos en esta disciplina, en el que he sentido beneficios inmediatos a nivel interno. Gracias al yoga, he estado mucho más tranquila y como saben los meses de mayo/junio son bastante estresantes en la vida universitaria.

Siempre que puedo intento sacar un rato para descansar, suelo llegar a Yoga Sala con mucha prisa porque voy con la hora justa y llego con un montón de asuntos en la cabeza. Pero a medida que me voy metiendo en la clase, las preocupaciones se disipan y entro en un estado de calma que me proporciona un gran bienestar, aunque también hay que reconocer que este mes no todo ha sido un camino de rosas, mis posibilidades físicas, tanto flexibilidad como fuerza de brazos y piernas, me han limitado mucho, pero no me desanimo, al contrario, creo que con constancia y empeño iré trabajando mis debilidades e iré mejorando poco a poco, me lo estoy tomando como un reto personal, un objetivo con el que disfruto. La clase va llegando a su fin y llega el momento de la relajación, todo el cuerpo sigue el ritmo de un vaivén que se acompasa con la respiración y sin darte cuenta ha pasado una hora y media. El cambio más radical que puedo ver cada día es el camino de ida a yoga en comparación con el de vuelta a casa. Voy andando sin prisa y completamente relajada, observo todo lo que me rodea y tengo una sensación muy positiva, como cuando te quitas un gran peso de encima y sientes esa satisfacción y tranquilidad.

Respecto a mi espalda, me duele mucho menos, no se me ha vuelto a contracturar y no he sentido ninguna molestia fuerte. Tal vez esto sea lo más curioso, yo comencé a practicar yoga por recomendación médica por mis pequeños problemas de espalda y a día de hoy los mayores beneficios que estoy sintiendo es a nivel interno.

Voy siempre que puedo, de alguna forma el cuerpo te lo pide, cuando estoy estresada o parece que la cabeza me va a explotar, pienso:"necesito ir a yoga", cuando vuelvo a casa después de ese rato de relax, veo las cosas con otros ojos, me encuentro más optimista y recargada de energía.

Jamás pensé que el yoga sería mi "medicina anti-estrés", estoy convencida de que esta práctica ha sido mi gran descubrimiento (de hecho, mi madre me ve que estoy mucho mejor y ella se está planteando apuntase también). Los yoguis me comprenderán y las personas que aún no hayan dado el salto a comenzar solo les avisaré que tengan cuidado porque engancha.

Debido a que en el mes de junio vuelvo a Granada, no podré asistir a clase hasta septiembre o octubre, intentaré hacer en mi casa cuando pueda.

Siempre he sido un poco patosa para todos los deportes y nunca he sido competitiva, por lo que tras este mes, tengo claro que yoga se ha convertido en mi "deporte".

Sin que nos demos cuenta habrá pasado el verano, disfrutad de cada día que con el buen tiempo apatece divertirse más. Feliz final de primavera y os deseo un verano lleno de vida.

No hay comentarios: