martes, mayo 16, 2017

"El Being One: un ejercicio de desarrollo personal colectivo." Rocío Ledesma Alba (Abogada).


Sergi Torres, Locío Ledesma Alba y Joaquín G Weil

El Being One Forum ha sido un evento que los días 12, 13 y 14 de mayo de 2017 ha reunido a varios autores superventas como entre otros, a Robin Sharma, autor de El monje que vendió su Ferrari; Neale Donald Walsch, autor de Conversaciones con Dios, Gregg Braden, Álex Rovira y Mooji. En su celebración, sobre todo debido a problemas organizativos y económicos sucedieron diversos incidentes que está suscitando variados testimonios y opiniones de los asitentes, como el mío propio, publicado en Yoga en Red . La abogada Rocío Ledesma Alba nos envía este interesante testimonio y punto de vista.

El Being One: un ejercicio de desarrollo personal colectivo. Rocío Ledesma Alba (Abogada).

El Being One como organización fue un auténtico desastre. La experiencia de vivirlo fue sin embargo todo un lujo y un gran aprendizaje
Hay muchas visiones detrás de cómo se desarrollo todo pero, sin embargo, lo mejor, desde mi posición de asistente, fue la actitud mayoritaria de las personas que hicieron honor al tipo de evento al que asistían.
El sábado por la mañana cientos de personas llegaron a las puertas de La Cubierta de Leganes para continuar disfrutando de la segunda jornada del evento, con un sinfín de incomodidades totalmente opuesto a lo contratado y después de un primer día muy desmotivador por las carencias que había; y se encontraron con que las puertas no abrían y no continuaría el  evento. Pero no cundió la rabia ni la desorganización ni la violencia.
Hubo de todo, sin duda alguna, tanto como capacidades de reacción que puede tener un microgrupo de la humanidad como el que allí estaba.
En los momentos de tensión que se vivieron en la puerta por saber si habría o no evento, ocurrieron muchas cosas: hubo quién directamente se fue, pero la mayoría siguieron allí con la esperanza de que se celebrara el evento fuera como fuera. Algunos de los ponentes de ese día hablaron al público en la plaza que rodea la Cubierta de Leganes bajo la alegría,  alborozo y actitud de calma y escucha de cientos de personas que querían verlos y en un escenario mínimo improvisado en la plaza (ahora llamada de la espiritualidad) fueron hablando Robin Sharma, los hermanos Ruiz, Alicia Sánchez, Alex Rovira, Emmanuel Dagher y Anita Moorjani por ese orden; también tomaron la palabra personas espontáneas de las que querían ver el evento incitando siempre a la unión desde el amor y la luz; se formaron grupos que se fueron a meditar y otros a hacer tai chi, y también los que se fueron a desayunar o tomar algo en las cafeterías cercanas dejando pasar el tiempo fuera del bullicio hasta ver que ocurría.
La gran lección que allí se dio es la esperanza y la unión entre la mayoría de las personas que asistían al evento. Fue un acto de generosidad en pos de un bien colectivo (disfrutar del evento y de las personas que para muchos son guías, ídolos, sabios, o simplemente personas que han podido alcanzar lo que muchos de los asistentes quieren también experimentar).
Y se celebró, pese a todos los pronósticos se celebró.
Y pese a todas las noticias que se dieron de inmediato. Y esto es otro tema que merece ser pensado. Un evento de desarrollo personal, de espiritualidad o incluso de new age como alguna prensa gusta calificar no fue noticia en los medios tradicionales hasta que fracasó. Y solo contaron el fracaso y con sesgos de negocio espiritual timador. Pero para los que estuvimos allí, la policía solo cumplió un protocolo, informar y estar atento. Prohibieron a la organización abrir las puertas hasta que hubiera un dispositivo de seguridad adecuado a las circunstancias. Vinieron tres furgones cargados de policía nacional. Aparcaron, vieron lo que pasaba y no hubo la más mínima necesidad de intervención. Las personas estaban indignadas y expresaban su frustración a ratos, pero en esencia tranquilas. Y, cuando finalmente se abrieron las puertas, la entrada fue con dudas sobre si se escucharía o no alguna ponencia, pero tranquila. Los furgones y con ellos la policía nacional se fueron sin la más mínima necesidad de intervención. La única intervención que hizo falta fue la del amor, la paz y la generosidad de espíritu. Eso es lo que no cuenta la prensa generalista que, como en tantos otros hechos, sólo buscan el lado más llamativo de la noticia.
La empresa organizadora también, pese a todos los pronósticos, y en el último momento de agonía, recibió una ayuda inestimable de decenas de personas entre asistentes, desconocidos y ponentes. Son estas personas las que salvaron el evento, no Antonio Moll ni la organización.
Los ponentes por decidir continuar a pesar de todo el desastre organizativo. Personas como Anita Moorjani o Emmanuel Dagher comentarían más tarde que después de las duras experiencias de vida vividas, esto para ellos no era más que un incidente anecdótico.
Personas que habían comprado sus entradas se ofrecieron como voluntarios ante la renuncia de otros muchos ya agotados o desilusionados por el desastre del supuesto gran evento.
Muchos de los asistentes a pesar de haber pagado un dineral por comprar su entrada y asistir, decidieron hacer donativos para afrontar los gastos de una nueva empresa que asumiera la instalación del sonido que nos permitiera a todos poder disfrutar de la jornada prevista para ese día
Y parece que en la trastienda aún hubo más ayudas de las que hoy sabemos.
Y el trasfondo era importante. La voluntad de la mayoría de querer disfrutar de la voz y experiencia de personas que siendo como nosotros han conseguido un estado de paz y bienestar que nos invita a escucharlos, a sentirlos y a querer experimentar algo similar. Porque en el fondo, en la forma y en la superficie la mayoría de la humanidad quiere amor y paz. Y lo bonito del evento es que pese a todos los pronósticos, dudas, frustraciones, desilusiones, dolor y hasta rabia las personas asistentes pudimos poner en práctica un ejercicio de desarrollo personal colectivo que hizo aflorar lo mejor de nosotros mismos.

Pero el being one no ha terminado. Es cierto que se celebró el evento, que lo disfrutamos con todo lo que eso conlleva pero ha habido un claro y grave incumplimiento de contrato implícito en la compra de la entrada. Y eso se debe depurar en las instancias que corresponda. Porque hay gente que junto con la ilusión ha tenido unos costos importantes por servicios que no se le han prestado (servicio de traducción, audífonos especiales, guardarropa, almacenaje de maletas, asientos cómodos, servicios de refrigerio, ...); ha habido stands que han abonado precios altos por unas prestaciones que no se han dado; se han asumido gastos de desplazamiento y alojamiento para muchos que dejaron de asistir antes las noticias dadas y han perdido no solo dinero, sino ilusión y el disfrute del evento. Aparte de todas las incidencias que se comenta que se han dado con proveedores  de falta de pago de servicios.

Y si bien podemos (porque se dio) destacar una actitud positiva en torno a lo que ha pasado no podemos obviar que la empresa organizadora ha incumplido y con ello ha causado graves perjuicios económicos y daños morales a un importante grupo de personas. Cada cosa debe tener su lugar.
Y mientras tanto en el corazón de todos que siga avanzando esta senda de #amor, #paz y #generosidad por la que se ha desarrollado el verdadero evento personal del being one. 

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