Os mando un foto de la última sesshin y un trozo del kusen del último zazen.
Ojalá que la primavera os trate bien.
Begoña Agiriano
Secretaria de la Asociación Seikyuji
Secretaria de la Asociación Seikyuji
Empecé la sesshin contándoos la historia de Gooxi, pintor chino del siglo X, que antes de pintar procedía a abluciones y quemaba incienso como si esperara a un huésped insigne.
Me gustaría terminar esta sesshin con la historia de otro pintor chino, éste del siglo XII. Cada vez que acaba una pintura la destruía, la quemaba, no porque la encontrara fea, sino porque sólo le interesaba la experiencia espiritual, mientras que la obra acabada sólo era un residuo.
Lo mismo ocurre con la sesshin. No hay nada que quemar, nada que destruir. No hay nada que os podías guardar al final de la sesshin. La fuerza de la sesshin es el conjunto, la aprensión, el cansancio, a veces el desánimo, el cuerpo que nos habla con palabras nuevas, nunca oídas hasta entonces, pero también momentos de gozo, risas, a veces lágrimas… Todo esto es la realidad de la sesshin.
Lo que se dice después, lo que se cuenta es otra sesshin, la sesshin del recuerdo que se acomoda tiempo después.
La única sesshin de verdad es la que transcurre, la manifestación en sí misma que es la naturaleza del buda.Raphael Triet
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