miércoles, septiembre 21, 2011

CAMBIO


Yoga, meditación, dieta ayurvedica, budismo, biodanza. Si alguien me hubiera dicho hace ocho meses que practicaría todas estas disciplinas lo hubiera tomado por loco.
Yo ateo convencido, escéptico de todo lo espiritual, cuya filosofía de vida rayaba lo existencial y casi lo nihilista, me encuentro ahora practicando todas esas actividades con la dedicación que durante  veinte años tuve con el atletismo.
Después de desoír durante demasiados años las alarmas que mi cuerpo me enviaba en forma de lesiones y compulsivas formas de vivir, este cuerpo dijo basta.
Circunstancias varias que ahora comprendo nada casuales (entiendo que no hay casualidades y si causalidades) me llevaron al Yoga con mi amigo Joaquín, lo siguiente fue la medicina ayurvedica fundamental en el proceso de cambio del que trata este escrito.
La profunda desintoxicación que he logrado con el tratamiento ayurvedico ha facilitado de forma total el adentrarme en tan diferentes disciplinas. DISCIPLINA, palabra clave en este proceso, única virtud que traigo de tantos años de entrenamientos extenuantes.
En uno de los fines de semana de Yoga de Joaquín conocí la meditación. Yo hiperactivo por naturaleza, difícilmente me veía meditando, en total quietud durante horas, intentando estar atento a la respiración sin que un sinfín de pensamientos me asaltaran a cada momento.
Ya llevo unos tres meses y los beneficios son multiples y entiendo la meditación como el método más poderoso para la sanación que unido al Yoga (meditación en movimiento) logra un equilibrio fundamental.
Y EQUILIBRIO puede ser otra palabra clave, durante años el desequilibrio ha sido constante en mi vida, intensos entrenamientos seguidos de comidas pantagruélicas y plenas de azúcar, millones de horas delante de la televisión, necesitando siempre un estimulo sensorial para que mi vida tuviera un sentido.
Ahora me descubro contemplando el vuelo de unos pájaros en un parque u observando con total placidez el devenir de la gente por la playa, en la ciudad.
Siempre he tenido  ciertas dificultades para relacionarme con el entorno, me he sentido desubicado, en el trabajo, en mis aficiones (atletismo), con pocos pero magníficos amigos, reprimiendo una personalidad que luchaba por expresarse.
Gracias a la biodanza estoy logrando paliar estos defectos, mostrándome al mundo tal como soy, alguien afectivo, con muchas ganas de amar y ser amado. En la primera clase de biodanza creo que di más abrazos y besos que en toda mi vida.
Indudablemente me queda un camino inmenso por recorrer, pero como dice mi amigo Emilio “ya estoy en el camino”.
En una de las muchas conversaciones que he tenido ( y tendré) con mi medico ayurveda (Manuel) me decía que en cierto modo había recuperado la inocencia, espero que así sea y pueda contemplar con renovados ojos todo este mundo nuevo para mí.
Son muchas las personas a las que tengo que agradecer su ayuda, todos son mis amigos, forman parte de mi vida.
A Joaquin por su profunda sabiduría, a Isabel por su valentía, a Rafa por sus silencios de los que tanto aprendo, a Manuel porque me enseño a escuchar, a Manolo por sus interminables lecciones, a Mayte mi remedio rescate y a Roberta por su infinita dulzura.

1 comentario:

Joaquín García Weil dijo...

Excelente camino recorrido y por recorrer, José Ángel. Eso es pasar de lo bueno (atletismo, vida sana, etc.) a lo mejor (yoga, ayurveda, biodanza...). Y así seguimos mejorando todos.

Ojalá más personas puedan igual cambiar a mejor siguiendo tu ejemplo.

Respecto a la mención que te agradezco pero aún me queda por ganar la suficiente sabiduría (o sentido del humor) para acoger tranquilamente.

Nos seguimos viendo en la YogaSala.