Yoga, meditación, dieta ayurvedica, budismo, biodanza. Si
alguien me hubiera dicho hace ocho meses que practicaría todas estas
disciplinas lo hubiera tomado por loco.
Yo ateo convencido, escéptico de todo lo espiritual, cuya
filosofía de vida rayaba lo existencial y casi lo nihilista, me encuentro
ahora practicando todas esas actividades con la dedicación que durante veinte años tuve con el atletismo.
Después de desoír durante demasiados años las alarmas que mi
cuerpo me enviaba en forma de lesiones y compulsivas formas de vivir, este
cuerpo dijo basta.
Circunstancias varias que ahora comprendo nada casuales (entiendo que no hay casualidades y si causalidades) me llevaron al Yoga con mi
amigo Joaquín, lo siguiente fue la medicina ayurvedica fundamental en el
proceso de cambio del que trata este escrito.
La profunda desintoxicación que he logrado con el
tratamiento ayurvedico ha facilitado de forma total el adentrarme en tan
diferentes disciplinas. DISCIPLINA, palabra clave en este proceso, única virtud
que traigo de tantos años de entrenamientos extenuantes.
En uno de los fines de semana de Yoga de Joaquín conocí la
meditación. Yo hiperactivo por naturaleza, difícilmente me veía meditando, en
total quietud durante horas, intentando estar atento a la respiración sin que
un sinfín de pensamientos me asaltaran a cada momento.
Ya llevo unos tres meses y los beneficios son multiples y
entiendo la meditación como el método más poderoso para la sanación que unido
al Yoga (meditación en movimiento) logra un equilibrio fundamental.
Y EQUILIBRIO puede ser otra palabra clave, durante años el
desequilibrio ha sido constante en mi vida, intensos entrenamientos seguidos de
comidas pantagruélicas y plenas de azúcar, millones de horas delante de la
televisión, necesitando siempre un estimulo sensorial para que mi vida tuviera
un sentido.
Ahora me descubro contemplando el vuelo de unos pájaros en
un parque u observando con total placidez el devenir de la gente por la playa,
en la ciudad.
Siempre he tenido
ciertas dificultades para relacionarme con el entorno, me he sentido
desubicado, en el trabajo, en mis aficiones (atletismo), con pocos pero magníficos
amigos, reprimiendo una personalidad que luchaba por expresarse.
Gracias a la biodanza estoy logrando paliar estos defectos, mostrándome
al mundo tal como soy, alguien afectivo, con muchas ganas de amar y ser amado.
En la primera clase de biodanza creo que di más abrazos y besos que en toda mi
vida.
Indudablemente me queda un camino inmenso por recorrer, pero
como dice mi amigo Emilio “ya estoy en el camino”.
En una de las muchas conversaciones que he tenido ( y tendré)
con mi medico ayurveda (Manuel) me decía que en cierto modo había recuperado la
inocencia, espero que así sea y pueda contemplar con renovados ojos todo este
mundo nuevo para mí.
Son muchas las personas a las que tengo que agradecer su
ayuda, todos son mis amigos, forman parte de mi vida.
A Joaquin por su profunda sabiduría, a Isabel por su
valentía, a Rafa por sus silencios de los que tanto aprendo, a Manuel porque me
enseño a escuchar, a Manolo por sus interminables lecciones, a Mayte mi remedio
rescate y a Roberta por su infinita dulzura.
1 comentario:
Excelente camino recorrido y por recorrer, José Ángel. Eso es pasar de lo bueno (atletismo, vida sana, etc.) a lo mejor (yoga, ayurveda, biodanza...). Y así seguimos mejorando todos.
Ojalá más personas puedan igual cambiar a mejor siguiendo tu ejemplo.
Respecto a la mención que te agradezco pero aún me queda por ganar la suficiente sabiduría (o sentido del humor) para acoger tranquilamente.
Nos seguimos viendo en la YogaSala.
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