1 de Julio
de 1961
Es como
si todo se encontrara quieto. No hay movimiento, ni agitación, sólo completa
vacuidad de todo pensar, de todo ver. No existe un intérprete que traduzca, que
observe, que censure. Es una inconmensurable vastedad totalmente quieta y silenciosa.
No hay espacio, ni tiempo para cubrir ese espacio. Están aquí el principio y el
fin de todas las cosas. Realmente, nada hay que pueda decirse acerca de ello.
La
presión y la tirantez han continuado quietamente todo el día; sólo ahora han
aumentado.
(…)
Me
desperté en la noche pasada con esa sensación de completa quietud y silencio. El
cerebro estaba totalmente alerta, intensamente vivo; el cuerpo se encontraba
muy quieto. Este estado duró cerca de media hora. Ello a pesar de un día
agotador.
El punto
más alto de intensidad y sensibilidad es la experiencia de lo esencial. Esto es
belleza, belleza que está más allá de las palabras y del sentimiento. La
proporción y la profundidad, la luz y la sombra están limitadas al
tiempo-espacio, atrapadas en la belleza-fealdad. Pero eso que está más allá de
todo límite y forma, más allá del aprendizaje y del conocimiento, es la belleza
de la esencia.
Jiddu Krishnamurti, “Diario” (1976)
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