En Occidente las maneras habituales de relacionarse con el cuerpo, de conocerlo, es mediante el placer o a través del dolor.
En esa amplia área del arte oriental que podríamos llamar Arte Dhármico, se ofrece un tercer modo que es la conciencia del cuerpo tal cual es, buscando sensaciones más sutiles, que no sólo son diferentes de las más burdas como el dolor o el placer, la comodidad o la incomodidad, sino también de aquellas otras como el hormigueo, el entumecimiento, el picor, la pesadez, el cansancio (agradable o no), el frío, el calor, etc.
Sin querer rechazar o procurar estas sensaciones existen técnicas tradicionales en oriente que indagan en otras sensaciones corporales más sutiles como son: la energía, la fuerza, el estiramiento o la relajación. La percepción interna de las diferentes posiciones que el cuerpo adopta es, por su parte, una de las sensaciones físicas más sutiles que pueda lograrse, pues se aproxima y casi se identifica con el conocimiento de la sensación subyacente y básica de la propia existencia del cuerpo mismo, pues el cuerpo siempre está en una posición determinada y sólo puede ser conocido así.
A esta sabiduría apunta gran parte de las representaciones artísticas que del ser humano se vienen realizando en Oriente.
(Continúa...)
(Ilustración: terracotas de Mohenjo-Daro, tercer milenio antes de Cristo)
No hay comentarios:
Publicar un comentario