martes, enero 08, 2008

Yoga interior, Yoga exterior (Yoga interior, Yoga exterior 2)


Pero lo que es más interesante no es la supuesta distinción entre las prácticas físicas y las así llamadas “espirituales”, sino la diferentes maneras en que se puede practicar las asanas y los pranayamas. A este respecto sí que podemos distinguir entre dos tipos de Yoga: el interior y el exterior, o si se prefiere, el espontáneo y el aprendido. Este es un asunto que está relacionado con el nacimiento del Yoga. Por lógica, tuvo que haber alguien o algunos que practicaron el Yoga por vez primera de un modo espontáneo para que luego pudieran enseñárselo a otros. Una persona aplica su concentración a mover su cuerpo de todas las maneras posibles según su intuición le dicta. Resultado: las yogasanas o ejercicios yóguicos.

El célebre profesor de Yoga B.K.S. Iyengar dice en sus libros que para él la práctica del Yoga es como una oración. La oración, el canto, la lírica se expresa en palabras, el Yoga en movimientos o figuras que el cuerpo adopta como una manifestación de una profunda concentración. Hay pasajes de Swami Muktananda en “Play of Consciousness”, que ilustran este Yoga Interior:

“Algunos movimientos tuvieron lugar en mi cuerpo; diferentes clases de posiciones yóguicas, que nunca había hecho antes, ocurrieron con mucha facilidad.”

(...)

“La amada Shri Kundalini [deificación de la energía corporal], que es el alma verdadera de mi Gurudev [maestro], adoptó muchas formas para expandirse a través de mi cuerpo y para ocasionar estas kriyas [purificaciones]. Algunas veces ella me sentó en la posición del loto y puso mi cabeza en el suelo frente a mí, manteniéndome por largos periódos en el yoga mudra [nombre de esta posción]. Todos esos movimientos sucedieron espontáneamente; yo estaba aprendiendo Yoga a través de mi inspiración interior.”

También se ilustra este Yoga Interior en la biografía de Shree Anandamayee Ma, que en su juventud, durante el periodo de su sadhana leela o prácticas espirituales, tal como lo recoge Bithika Mukerji en The Life of Sree Atmanandayee, excúsese lo hiperbólico del estilo hagiográfico indio:

“Durante esa época sus días no estaban divididos en mañanas, tardes y noches, había sólo un periodo de dicha indescriptible. Algunas veces, cuando estaba realizando intrincadas asanas de Yoga, sus largas crenchas negras se enredaban con sus extremidades y el pelo se le arrancaba de raíz pero ella no acusaba dolor físico.”

Artículo publicado en la versión impresa del nº 8 de la Revista Dharma
Foto: Muktananda

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