Este dolor residual, tallado en la roca dura de la lúgubre caverna mental, estos samskaras, se van limpiando y eliminando a base de perdornar y perdonarnos, a base de desarrollar la ecuanimidad y la atención plena en el momento presente, de aceptar lo que Es, tal cual Es, de desapegarnos, soltar y confiar. Parece que la mente se limpiara poco a poco. Como las capas de una cebolla, se van desprendiendo estos residuos, estos viejos dolores, y van dejando paso a dulces oleadas de arrobamiento extático, de deleitosa comunión, hasta topar con la siguiente capa, o con la primera desavenencia o contratiempo, y vuelta a empezar. Qué trabajito cuesta, y qué profundidad no tendrá este pozo sin fondo del subconsciente, que ya no sabe uno a quién perdonar, que terapia desflorar, o cuántas horas de ecuanimidad meditativa desempeñar. En fin, paciencia nos de Dios, que parece que va para largo.
Aquí ya no parece que este coachee este hablando de coaching, pero es que el coaching que hace Gemma Martin Naranjo, es especial.Gemma trabaja desde un lado más humano y armonizador, las palabras competencias, metas y objetivos, no resuenan tanto como las palabras coherencia, responsabilidad y creencia.
Podemos sustituir viejas creencias por otras nuevas, si aquellas nos limitan y aprisionan, o podemos trabajar sobre las creencias que ya tenemos para que nos den poder y fuerza. Podemos culparnos y culpar a otros, o podemos hacernos responsables del 100 % de nuestra experiencia. Podemos resistirnos y encabezonarnos, tropezar cuantas veces queramos con la misma piedra, como podemos relajarnos, dejar de resistirnos y confiar. Mi creencia es que nuestra capacidad de elección se limita a dos opciones básicas: resistencia o rendición. Aparentemente solemos inclinarnos por la resistencia, porque tenemos la sensación de que rendirnos es perder la libertad, pero no es así. Es la resistencia la que nos hace esclavos de esa vieja memoria, de ese lastre de impulsos subconscientes, esclavos del pasado y huérfanos de futuro. Es la rendición lo que da cabida a la inspiración, a la revelación, a la frescura del momento presente y a la conexión con la Fuente de todo bien.
Podemos sustituir viejas creencias por otras nuevas, si aquellas nos limitan y aprisionan, o podemos trabajar sobre las creencias que ya tenemos para que nos den poder y fuerza. Podemos culparnos y culpar a otros, o podemos hacernos responsables del 100 % de nuestra experiencia. Podemos resistirnos y encabezonarnos, tropezar cuantas veces queramos con la misma piedra, como podemos relajarnos, dejar de resistirnos y confiar. Mi creencia es que nuestra capacidad de elección se limita a dos opciones básicas: resistencia o rendición. Aparentemente solemos inclinarnos por la resistencia, porque tenemos la sensación de que rendirnos es perder la libertad, pero no es así. Es la resistencia la que nos hace esclavos de esa vieja memoria, de ese lastre de impulsos subconscientes, esclavos del pasado y huérfanos de futuro. Es la rendición lo que da cabida a la inspiración, a la revelación, a la frescura del momento presente y a la conexión con la Fuente de todo bien.
1 comentario:
Difícil trabajo el del desapego, en ello estamos algunos.Te animo a que sigas con este aguerrido diario cada día mas interesante.
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