El Padre Sol respondió: "Para derretir tus miedos hasta disolverlos, para calentar tu corazón hasta que lo sientas vibrar con fuerza incontenible, para que encuentres tu luz propia, para enseñarte el Camino al Cielo..."
Desde aquel día el pequeño humano, ya no tuvo más miedo. Supo que el
sol saldría cada día, jamás fallaría, jamas se retrasaría, sería él
quien marcase el ritmo de los tiempos. Tal vez hubiese días en que las
nubes velaran su rostro, pero aún así, encendería cada uno de sus días,
como había hecho siempre.
Ese día el pequeño humano encontró una certeza, y no volvió a tener más miedo.
Desde aquel día, el Sol resplandeció a través de Él.
Ese día el pequeño humano encontró una certeza, y no volvió a tener más miedo.
Desde aquel día, el Sol resplandeció a través de Él.
1 comentario:
Gracias, Manuel, por tu colaboración con este blog. Un abrazo.
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