"Además de marxistas, los intelectuales productores de cultura en Barcelona eran reacios hasta el desprecio a lo que viniera de Oriente. Como comprenderá el lector, esa caterva de agnósticos y marxistas que no creían en la religión católica ni en Jehová, ¿cómo iban a estudiar y mucho menos a practicar filosofías y técnicas orientales? Me ignoraron olímpicamente y por eso Salvador Pániker hablaba de Hegel en vez de Lao-Tsé, a pesar de que su hermano Raimundo le empujó a publicar en Kairós muchos de los libros que yo había querido para Barral. No es solo que lo oriental se desprecie —pues no hay cursos de filosofía hindú o china en las facultades—, es que positivamente irrita hasta tal extremo que un conocido mío elaboró una extensa obra para demostrar que las pinturas más orientales de lo oriental, los mándalas, eran de origen griego.
"Sobre el pensamiento chino o hindú, siempre comentarios burlones e irrespetuosos, pero jamás interés ni esfuerzo para estudiarlo. ¿Cómo se atreven a pensar que la única filosofía digna de enseñarse en la universidad es la occidental? ¿Hasta cuándo durará este eurocentrismo provinciano?
"A mí todo esto me provocó cargar las tintas como reacción, me vestía con toques hindúes: un fular indio, un collar de Shiva, a veces incluso la blusa de seda."
Luis Racionero Memorias de un liberal psicodélico
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