Esta pandemia me ha recordado un anécdota personal. Y seguro muchas personas podrán aportar otras semejantes:
En una ocasión a altas horas de la madrugada me despertaron mi mujer y mis dos hijos, entonces pequeños, con las manifestaciones habituales de una gastroenteritis.
Mientras lavaba y cambiaba sábanas, me decía a mí mismo:
"No puedo ponerme enfermo.
Tengo que atenderles.
No puedo ponerme enfermo.
Tengo que resultar de utilidad y servicio.
No puedo ponerme enfermo.
Mi salud es necesaria".
Y, claro, funcionó. Acabé cansado, si bien, continué fuerte y sano en los días siguientes.
Sirvan aquellas palabras como oración.
Recuerda: la fuerza de una mente entrenada es poderosa. Sobre todo junto con el correcto cuidado, ejercicio y alimentación del cuerpo. Mantiene la salud y cura.
Fuerza, valor y ánimo.
Joaquín G Weil, profesor de yoga en Málaga.
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