Es navidad y en casa hay una silla vacia
http://yogasala.blogspot.com/2009/12/es-navidad-y-en-casa-hay-una-silla.html
Queridos todos,http://yogasala.blogspot.com/2009/12/es-navidad-y-en-casa-hay-una-silla.html
Alrededor de esta fechas, hemos estado realizando en Girona la conferencia "Es Navidad y en casa hay una silla vacía". Recuerdo el primer año como los responsables de la sala nos pronosticaron un fracaso (…. con este tema tan “lúgubre”)... y su cara de sorpresa cuando vieron que la sala se llenaba, y personas quedaron de pie y de cómo todos participaron de forma activa con preguntas y compartiendo experiencias, Al año siguiente tuvimos que buscar una sala más grande y dos años después en la conferencia las personas en duelo del servicio empezaron a dar testimonio de su experiencia preparando las navidades. Cuatro años después la conferencia se daba, auspiciada por los centros de duelo, de Manresa, Sabadell y después en Granollers y Lérida…… ¡y ahora se hace ya en tantos sitios! Nos hace ilusión compartir el texto sencillo pero esperamos que sea útil y lo podáis utilizar de la manera que más os convenga. Tenemos la esperanza de que “Es Navidad … y en casa hay una silla vacía” ( o una cuna ……o el titulo que le deseéis poner) pueda ser una charla que se de en muchos más sitios.
El tema de la muerte es un asunto que nos atañe a todos: todos hemos de afrontar el hecho de que estamos predestinados a perderlo todo. Y aprender afrontar un duelo por la perdida de un ser querido es como una prueba que nos prepara. Quizás la pérdida que vivimos ahora nos llama a revisar de una manera más contundente preguntas existenciales que hasta ahora habíamos estado evitando sobre nuestra vida, quienes somos y el sentido del sufrimiento. Quizás nos obliga a revisar nuestro concepto sobre lo que es la felicidad o el amor. Y el camino para responder a estas cuestiones pasa por dentro de uno mismo: eso significa que hacer un duelo es utilizar la escalera para ir hacia abajo de la condición humana no para ensalzarse por encima de ella. Bajar hacia abajo significa que las respuestas, no las encontraremos en un libro muy intelectual, ni en un maestro muy elevado o muy famoso. El camino pasa por explorar gestos mucho más humildes, momentos donde tocamos nuestra imperfección o encuentro llenos de simplicidad y gratuidad que nos llegan si tenemos tiempo para pararnos y mirarnos a los ojos. Aprender a bajar esta escalera quiere decir aprender a estar presente y abrazar todo aquello que nos pasa cada dia, en cada momento sea bueno o malo, cada encuentro, cada herida y dejarnos sentir el dolor, el enfado, la alegría sin intentar cambiar nada, sin oponernos. Rendirnos al guru, al maestro más grande de todos: la realidad cotidiana imperfecta de nuestro día, día y nuestras relaciones no siempre fáciles con los que nos rodean. Y considerar que todo aquello que creemos que es obstáculo o una interrupción a nuestros propósitos, proyectos, ambiciones personales o deseos, todo aquello frente a lo que saltamos con un “ ¡Oh mierda, esto no me gusta!”, no son más que el material más espiritual, más necesario e indispensable que la vida nos pone delante para que podamos crecer y aprender.
Y hemos aprendido que ayudar al otro y acompañarlo en su duelo, no es poner una “tirita” a su herida con palabras de consuelo que le ahorren el dolor. Sino que es darnos el tiempo, la serenidad y la atención de permitir que abra su herida y la explore a pesar del sufrimiento que esto le despierte. Y cuando sienta este dolor facilitamos que se haga las preguntas que necesita hacerse, para las que el sufrimiento señala contenido y propósito. Y teniendo la humildad de aceptar que nosotros no tenemos respuestas y si las tenemos no le van a ser útiles porque necesita hacer su propio camino de despertar. Y tener la paciencia de seguir allá sin miedo y sin prisa sintiendo el mismo dolor, su misma impotencia, y su lucha interna para dar un sentido a la perdida que está viviendo. Y cuando podemos hacer esto le damos la oportunidad de vivir una experiencia plena de si mismo en contacto con el otro que da seguridad, confianza y respeto, y es entonces cuando puede darse el milagro de la esperanza ante este misterio que es la existencia humana, la necesidad de las relaciones entre los seres humanos y su pérdida.
Y luego podemos comer turrones, bailar, jugar, ser creativos, tener mejores relaciones con los demás y, muy importante, hacer mejor el amor. Eso es a lo que verdaderamente estamos llamados en la vida y el objetivo final del duelo. Aquello que ellos y ellas, los que nos dejaron quisieran que hiciéramos con nuestra vida y en su honor.
Y daros prisa porque con la edad los turrones cada vez se digieren peor y las articulaciones crujen ¡que no veas!.
Feliz Navidad a todos
Alba Payàs
Servicio de Apoyo al Duelo
http://www.serveidolgirona.es/personal/alba
Alba Payás tiene más de 20 años de experiencia en el acompañamiento de personas y familias que afrontan pérdidas com es una enfermedad, la muerte o el duelo. Se formó con la Dra. Kubler-Ross en USA, en cuyo espíritu se inspira nuestro centro. Alba dirige talleres residenciales para personas en duelo y da conferencias y cursos de formación en varias universidades y centros sanitarios en todo el país.
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