Ya lo decía la canción: Un mundo sin fronteras, una humanidad sin lágrimas.
Menos mal que entre tanto barullo surge el yoga y la meditación como una luz-guía para las personas. También allí, también en África, y en esa frontera artificial entre esos dos mundos (en realidad uno solo)...
Un minuto de yoga en los medios es mucho... y la la vez... lo mínimo necesario. Gracias.
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