OM
Creo
que practicar yoga es algo más que ejecutar ciertas posturas corporales
y sudar profusamente en la acometida. Corren tiempos en los que el
culto al cuerpo, la avidez por lo intenso, el coleccionismo de títulos,
experiencias demostrables, cuantificables y calificatorias, así como el
exhibicionismo a ultranza y el postureo han penetrado el ámbito del yoga
y se empieza a confundir la velocidad con la manteca, de repente todos
somos yoguis y yoguinis y parece que todo vale y aquí hay que poner un poco de orden, me parece. Al menos aclarar algunos términos.
El yoga es en esencia una experiencia interna, atestiguada por la propia Consciencia. Es una cosa entre el sadhaka y el Ishvara. Sadhaka es áquel o aquélla que realiza sâdhana, esto es, literalmente, poner los medios para el logro.
¿El logro de qué? El logro que supone realizar la Unión, que es
precisamente lo que significa la palabra yoga. La finalidad del yoga es
sentirnos, o mejor aún, re-conocernos unidos a la Totalidad, al Ishvara, ser integros y felices. Cuando prácticamos yoga es muy importante saber cuál es nuestra intención (sankalpa).
¿Qué nos trajo a la clase de yoga? ¿Qué experiencia queremos obtener?
¿Qué me gustaría alcanzar a través de la práctica? Muchas personas se
acercan al yoga buscando alivio a sus dolencias, ya sean físicas o
psico-emocionales, en un intento legítimo de encontrar bienestar y
bienaventuranza. Muchas de estas personas se sienten desconectadas de su
cuerpo, de sus propios sentimientos o de sí mismas, y el yoga se
convierte en una fuente de paz y en una herramienta para encauzar su
salud, llevar conciencia a sus acciones y ser coherentes con lo que
sienten, piensan y hacen. De modo que una lumbalgia, la fibromialgia, o
un divorcio, te llevan a probar el yoga y acabas realizando un viaje de
autodescubrimiento y sanación integral. Creo que un buen sankalpa, la declaración de intención que lanzamos al iniciar la práctica, es este: Quiero sentirme bien, quiero estar en paz, o mejor aún: Elijo estar bien, elijo estar en paz.
Esta intención y entregarse a la práctica con ardor y entusiasmo es más
que suficiente para que la magia del yoga suceda. Una magia que no es
magia ni nada que se le parezca porque no hay truco. El yoga sucede
sencillamente porque ponemos los medios (sâdhana) para que
suceda. Llevamos la atención a la respiración, conectamos ésta con el
movimiento, abrimos el cuerpo, generamos espacio, nos aquietamos y nos
reorientamos hacia el Ahora, una y otra vez, sentimos, escuchamos y
obsevamos atentamente todo aquello que vibra y se mueve en nosotras, es
decir, nos hacemos testigos de la vida manifestándose, desplegándose en
que cada acción que llevamos a cabo, en cada paso, en cada transición de
una postura a otra. El resultado es una mente despierta y aquietada, un
cuerpo vibrante y espacioso, una sonrisa en el rostro y un corazón
feliz. Eso es todo.
Clase de Yoga en el Centro Hanami |
Un yogui o una yoguini es aquél o aquélla que ha realizado esta unidad
y ha consagrado su vida, su corazón y todas sus capacidades y
voluntades a la realización del Ser, algo que, siendo sinceros, está
mucho más allá que lo que la gran mayoría de los sedicentes yoguis están dispuestos a entregar a cambio de la Gran Liberación o Samadhi. Propongo que utilicemos el término sadhaka, que también es sanscrito y suena muy chuli, e implica que somos buscadores de dicha Unidad
y que estamos poniendo los medios para lograrla, que en el fondo de
nuestros corazones sabemos que todo está unido y sostenido por el
Ishvara, aunque haya días que nos sintamos ajenos y extraños en un mundo
patatero, y que actuamos con la confianza y la fe profunda en que el individuo es Cósmico,
como dijo Shankara, y en el ejercicio de esta fe saboreamos la gloria
de días gozosos, así como la caída a los infiernos de la duda y la
irritación sólo para alzarnos de nuevo victoriosos gracias a nuestra
voluntariosa práctica, cada vez más y más pertrechados con las
herramientas y las pontencias que nos otorga el yoga para sucar los
agitados mares de la ilusión, para saborear con intensa alegría los regalos
de nuestra cotidaneidad.
Om
Lokha Samastha Sukhino Bhavantu
Om
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