Trabajar en la Raíz es regresar a un lugar que nunca hemos abandonado, realizar el viaje sin distancias a nuestra Sabiduría Interior,
la inversión del proceso de vivir una vida pensada, en la fragmentación
y el aislamiento, a vivir una vida sentida, plena e integrada. Ya sea
en las clases grupales como en la terapia indiviudal, siempre invito a
mis alumn@s a aquietarse por un instante y tomar consciencia de su
ámbito interior. Lo que ocurre, a menudo, cuando nos detenemos, nos
adentramos y nos sentimos interiormente, es que nos encontramos como una
gran agitación interior, ganas de salir corriendo o de gritar; son
pocas las personas que se sienten en paz y dichosas al aquietarse por
primera vez. Por lo general, lo que encontramos en nuestro interior es
una actividad mental incesante, sentimientos contradictorios,
intranquilidad, cuando no verdadera angustia y desesperación. Por ello,
muchas personas salen corriendo en su primer contacto con la meditación,
y dicen esto no es para mí, y buscan otra actividad, quizá un
ejercicio físico intenso que les permita bajar la intensidad de la
cháchara mental a costa de la intensidad en la acción sobre el cuerpo.
Por esta misma razón, el tiempo que dedicamos a aquietarnos (ni
siquiera lo llamamos meditar) es muy corto, unos cinco minutos que
pueden alargarse hasta diez si hay sintonía. Por lo general bastan estos
pocos minutos de quietud para que vengamos a sentir lo que hay en
nuestro interior sin espantarnos, y poco a poco vamos encontrando en
este aquietarnos una base de estabilidad y serena presencia que
constituye el campo de la consciencia, la inmensidad del espacio
interior. Esta base donde todo es percibido es lo que llamamos la Raíz.
En nuestra práctica, todo nuestro afán está puesto en conectar con esta
Raíz y en nutrir nuestra relación con ella, anclarnos en nuestro
interior, ir a encontranos a nosotr@s mism@s ahí, a encontrar
respuestas, a tomar decisiones, o mejor aún, simplemene a Ser y dejarnos
guiar por nuestro sentir.
Clase de Yoga-Raíz- Relajación Profunda |
La Raíz.
La Raíz es un Aquí
que nunca es allí, y por tanto no es un espacio físico, sino una
dimensión interior que nos acompaña en todo momento y desde donde nace y
se despliega toda nuestra experiencia vital. Es un lugar muy estable y
seguro, una especie de altar interior a donde podemos acudir para
entregar todas nuestras penas y nuestras alegrías, en busca de consuelo,
orientación, paz y descanso.
Mediante
sencillas técnicas de interiorización, aliento a l@s alum@s a ahondar
en su infinita estabilidad y quietud, y asentarse serenamente en el Aquí Interior, para venir a sentir todo lo que haya para ser sentido.
Por unos momentos, les animo a no querer que el dolor desaparezca, sino
acogerlo, validarlo y escucharlo atentamente. Por unos instantes, no
formar ninguna opinión, interpretación, crítica, juicio o expectativa, a
cerca de lo que está pasando. Tan sólo aquietarnos y venir a sentir.
Cuando uno se sitúa en la Raíz, muchas cosas que no parecían estar ahí,
vienen a ser sentidas, a ser atendidas desde esta base de quietud, y si
permanecemos el tiempo suficiente muchas respuestas son dadas en forma
de revelación, intuiciones, y se generan desde ahí acciones inspiradas, propósitos de enmienda, a veces el dolor se alivia, o desaparece, o simplemente sobreviene una profunda y serena aceptación de LO QUE ES.
Fase 1 |
Las Ramas.
Si bien la base de nuestro trabajo sucede en la Raíz, nos aquietamos y nos sumergimos en nuestro Aquí Interior no para aislarnos del mundo, sino para establecer un fuerte anclaje en la Raíz y desde ella, poder vivir en el mundo sin perdernos en él. Trabajar en la Raíz es un proceso de empoderamiento y desarrollo humano para vivir una vida sentida, más que una vida pensada, a generar acciones inspiradas desde la Raíz, desde nuestras más profundas Intuición y Sabiduría Interior,
y no andar reaccionando y repitiendo el pasado por mor de buscar
soluciones a nuestros conflictos desde una mente ya de por sí en
conflicto, sino más bien sentirnos y escucharnos y dejar las decisiones y
respuestas venga de otro lugar que no sea esta voz inquieta y machacona
que nos puebla la cabeza. Es un proceso volver a confiar en lo que
sentimos y a dejarnos guiar por nuestros sentimientos e intuiciones.
Sólo de desde una raíz sana y fuerte pueden nacer fuertes ramas y
preciosos frutos.
Fase 2 |
Contacto-Raíz.
El
contacto manual está presente en nuestro acompañamiento, especialmente
en las sesiones individuales, pues, sobre todo al principio del proceso,
las manos ayudan a la persona a relajarse y a aliviar la tensión y el
dolor, a distender las fascias y a facilitar un mayor y mejor flujo
energético en el cuerpo, a traer la consciencia al mismo y los ángulos muertos
de nuestra percepción. Las manos son fuente de sanación y de
consciencia y son el principio del fin de la separación, cuando dos
seres entran en contacto y ambos están situados en la Raíz, el
proceso es conducido desde una Raíz mayor que engloba las raíces
individuales de cada ser, y el proceso de sanación de desarrolla desde
ahí, o si se quiere desde un Aquí Común. Por lo demás, el resto
del proceso es como una meditación guiada en la que la atención es
dirigida, a través del contacto o verbalmente, a sentir y a atender lo
sentido, una y otra vez, dejando que el cuerpo se manifieste, con
movimientos suaves y respirados, facilitando la aparición de
sensaciones, pensamientos e imágenes asociadas que son traídas a la Raíz
para ser integradas, para obtener respuestas, acciones inspiradas,
alivio y aceptación.
Contacto-Raíz |
Gratitud, Protección y Compromiso.
Las
sesiones de trabajo en la Raíz suelen ser muy reveladoras. En cuanto
nos permitimos sentir la vida, nos hacemos conscientes de la
incoherencia que a veces existe entre lo que sentimos, lo que pensamos y
lo que hacemos, y de las tensiones que esta incoherencia produce en el
cuerpo. Después de una sesión es común que aparezcan sinceros propósitos
de enmienda como "tengo que alimentarme mejor", o "definitivamente voy a
descansar más", o "voy a tener esta conversación con esta persona y voy
a zanjar tal o cual tema". También es común que estos buenos propósitos
desaparezcan poco después de la consulta, cuando la voz interior en
conflicto traiga los antiguos mensajes de desaliento o incapacidad, "sí,
pero con la edad que tengo...", o "qué van a pensar si de repente...", o
"quién soy yo para...", y un sin fin de pensamientos tan limitantes
como estresantes anclados nuestra antigua forma de vivir desde la mente
en conflicto. Por ello, es necesario cuando estas revelaciones o
impulsos creativos surgen en la sesión acogerlos, agradecerlos,
protegerlos de las voces interiores limitantes y asumir un compromiso
con nuestra guía interna. Poco a poco, iremos sustituyendo el hábito de
vivir una vida pensada por la frescura de vivir una vida sentida.
Beneficios del trabajo en la Raíz:
Empoderamiento desde el Ser y el Sentir.
Inspiración e intuición acrecentadas.
Desaparición, alivio o aceptacición serena del dolor.
Acciones coherentes, conscientes e inspiradas.
Disfrutar de una Vida Sentida.
Trabajar en la Raíz es para ti si:
Sientes que hay incoherencias entre tu sentir y tu estar en el mundo.
Sufres de dolores recurrentes o crónicos y no sabes qué te están comunicando.
Sientes apatía, irritabilidad y/o ansiedad con frecuencia.
Percibes bloqueos físicos, emocionales, mentales o en la acción.
Tus impulsos creativos e inspiraciones son inhibidos o frenados por voces interiores limitantes.
Sencillamente quieres llevar vivacidad, plenitud, honestidad y consciencia a tus acciones.
Para probar una clase gratuita, recibir atención individual,
o aclarar cualquier duda,
contactar:
Rafael Medina
601 26 43 46
rama.yoga.raiz@gmail.com
Visita nuestro blog: RAMA-RAÍZ
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