A las 08.15, por circunstancias de la vida (aprovechando algo sucedido ayer), estaba en 4º hablando de Inside Out, solo como excusa, para, a partir de ella, meterme de lleno en el inmenso mundo de las emociones, de cómo gestionarlas, de la amoralidad de los sentimientos... Y, de pronto, un alumno se me levanta y confiesa delante de todos que el día anterior no gestionó bien, que casi que no era él mismo, que la lió parda y que reventó (metafóricamente) la clase y al profesor.
Al terminar me han agradecido que les explicara sobre este tema, que nunca nadie les había contado cosas así, de forma tan clara.
Tres horas más tarde tenía guardia en esa misma clase y le pedí al profesor que me acompañara para hablar con los chavales de todo esto.
Nada más entrar y explicarles por qué íbamos los dos, el muchacho se ha levantado y le ha pedido disculpas. Los dos se han dado un abrazo.
Y ya que estábamos, pues hemos seguido hablando, porque, al parecer, los chicos no estaban contentos con el profe.
Hemos hecho una mediación intensísima: de un lado los 22 alumnos, por otro, el profesor.
Los chicos han dicho todo lo que creían oportuno en cuanto metodología, las clases,, incluso, sobre él mismo. Todo muy bien dicho, muy educadamente. Y él, tras más de 25 años de experiencia docente, ha escuchado, ha expuesto también sobre ellos y lo que les gustaría de ellos.
Tras eso, han llegado a propuestas concretas para cambiar y materializar en algo práctico la charla que hemos tenido.
En medio yo, moderando, interpretando, con humor y con seriedad, ayudando.
Han salido varias propuestas, alguna, incluso, curiosa. Y el profesor les pedía paciencia porque no sabía bien cómo evaluar desde ese tipo de experiencias y que sea legal y no le ocasione problemas. Me he ofrecido para ayudarle en este campo.
Al terminar me han agradecido que les explicara sobre este tema, que nunca nadie les había contado cosas así, de forma tan clara.
Tres horas más tarde tenía guardia en esa misma clase y le pedí al profesor que me acompañara para hablar con los chavales de todo esto.
Nada más entrar y explicarles por qué íbamos los dos, el muchacho se ha levantado y le ha pedido disculpas. Los dos se han dado un abrazo.
Y ya que estábamos, pues hemos seguido hablando, porque, al parecer, los chicos no estaban contentos con el profe.
Hemos hecho una mediación intensísima: de un lado los 22 alumnos, por otro, el profesor.
Los chicos han dicho todo lo que creían oportuno en cuanto metodología, las clases,, incluso, sobre él mismo. Todo muy bien dicho, muy educadamente. Y él, tras más de 25 años de experiencia docente, ha escuchado, ha expuesto también sobre ellos y lo que les gustaría de ellos.
Tras eso, han llegado a propuestas concretas para cambiar y materializar en algo práctico la charla que hemos tenido.
En medio yo, moderando, interpretando, con humor y con seriedad, ayudando.
Han salido varias propuestas, alguna, incluso, curiosa. Y el profesor les pedía paciencia porque no sabía bien cómo evaluar desde ese tipo de experiencias y que sea legal y no le ocasione problemas. Me he ofrecido para ayudarle en este campo.
Hemos terminado.
El profesor ha agradecido que yo hiciera eso, ha agradecido a los chicos que dijeran lo que han dicho y los chicos me han aplaudido.
"Ningún profesor, nunca en la vida, ha hecho nada semejante por mí", decía el profe, "y te estoy muy agradecido".
"Ningún profesor, nunca en la vida, ha hecho nada semejante por mí", decía el profe, "y te estoy muy agradecido".
El profe, a veces, tiene mala fama, hay compañeros que le hacen la vida imposible (muy imposible); a su manera se desvive por los chicos pero, en muchas ocasiones, no termina de conectar. Derrocha creatividad a raudales en cantidades ingentes, pero se siente encorsetado por dirección, currículums, inspección, familias, leyes...
Hoy ha visto una ventana que se abría y por la que entraba viento fresco.
Hoy ha visto una ventana que se abría y por la que entraba viento fresco.
Hoy ha sido un día agotador. Y grandioso.
Al salir, el profe le ha contado lo sucedido a otra compañera y a ésta otra se le ha ocurrido que se podría crear la figura del mediador-profesor. Se hacen cursos de mediación para chicos, pero ella proponía un profe que medie entre alumnos y profes para casos así. Y se lo ha dicho al jefe de estudios, añadiendo que yo soy una persona ideal, por mi temperamento, mi paciencia, mi labia, mi comprensión...
¿Llegará a alguna parte esto? De momento a las redes.
Hasta aquí por hoy.
Hoy he aprendido muchas cosas.
Hoy he aprendido muchas cosas.
Gracias por leerme y no olvidéis dejar los comentarios que estiméis oportunos, a mí también me gusta saber de vosotros/as.
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