miércoles, noviembre 14, 2012

MAMÁ, ¿QUIÉN ME MIMA AHORA? La Necesidad de Cuidados y Afecto en la edad adulta.




Es innegable la inmensa necesidad de cuidado, afecto y apoyo que necesitamos durante toda la vida. Por supuesto, esta necesidad se hace más evidente durante la infancia, y también en la vejez, cuando el cuerpo físico no posee la autonomía, fuerza y destreza que tiene en la edad adulta. Sin embargo, pensar que los seres adultos puedan llegar a ser totalmente autónomos y autosuficientes es una somera fantasía que está muy lejos de equiparse a nuestras genuinas necesidades. Los bebés humanos nacen prematuros, mucho antes de que su gran cerebro se desarrolle por completo, pues no podría salir del útero materno, por razones fisiológicas, si su cerebro llegase a su pleno desarrollo en el período de gestación. Por tanto pasan muchos años hasta que una persona se convierte en adulto, esto es en un ser que puede generar vida y los medios materiales, psíquicos y emocionales que la sustentan. Es en este período donde normalmente aparecen los hijos, que requieren ahora de nuestro cuidado y atención, y no mucho más tarde, los que nos cuidaron y atendieron siendo niños, empiezan también a declinar, y a requerir nuestra atención y cuidado. 



Parece que esto fuera el eje central de nuestra vida. Fíjense que no es raro que aquellos que no tienen ni hijos ni padres a los que cuidar, pronto se vean en compañía de algún animal, planta, o cualquier otro sucedáneo, al que cuidar y atender. Otros se vuelcan en el trabajo humanitario, o en cualquier otro servicio, que puede ser  su propio negocio, o trabajo. Fíjense, también, qué pronto se pueden tonar una carga las necesidades de cuídado y afecto de hijas/os, abuelas/os, perros/as, gatos/as, peces y tortugas de Florida. ¿Qué pasa aquí? ¿De qué va todo esto del cuidado?


El biólogo chileno Umberto Maturana, en su obra La Biología del Amor( librito nutritivo y entrañable donde los haya) apunta que nuestras manos están fisiológicamente diseñadas para la caricia. Más allá, dice, de nuestra habilidad para fabricar y manejar utensilios nuestros dedos se pueden extender (esto es llevar hacia atrás, en dirección al dorso de la mano) mucho más allá de los límites necesarios para fabricar puntas de flechas y engarzarlas a un palo. Afirma Maturana que esta disposición de nuestra mano puede adaptarse con suavidad y gracia, con increíble precisión al contorno humano, a cada curva y riconcito de nuestro cuerpo. Hagan la prueba, acaricien lentamente cada parte de su cuerpo, sin premura, y observen qué cantidad ternura se desata. Parece, sin duda, que esta fuera una de las razones principales, por las que nuestra anatomía se adapta de forma tan armoniosa a sí misma, y, de paso, a las anatomías vecinas, ya sean cuerpos humanos, cánidos, felinos, o la suave corteza de una vieja higuera, nuestras manos son poderosas y precisas portadoras de amor.



De modo que ¿quién no necesita cuidado y afecto? ¿Debo preguntarme, estoy recibiendo todo el cuidado y atención que necesito y merezco? 

En Rama-Raíz nos hacemos estas preguntas y les damos prioridad. ¿Qué me duele? ¿Dónde está la tensión? ¿Qué necesidad está reclamando ser atendida a través de este dolor? ¿Quién y cómo está atendiendo esta necesidad? ¿Qué estoy haciendo al respecto?

¿QUÉ ME ESTÁ PASANDO?

A través de esta sencilla pregunta nos ponemos en contacto con nuestra realidad más tangible: el cuerpo. Si uno se formula esta pregunta, y no se responde a sí mismo contando una historia, es decir, la historia de lo que me está pasando. Si uno se hace esta pregunta y guarda silencio, es decir, escucha, lo más probable es que el cuerpo se manifieste, se hará muy evidente, si le otorgamos la atención adecuada, lo que realmente me está pasando, al margen de la historia con la que podamos acompañar todo este flujo de sensaciones, emociones y sentimientos que puedo observar en el silencio y en la quietud.

¿QUÉ NECESITO?

Si seguimos escuchando, silenciosamente, estás sensaciones, este cuerpo, estas emociones y sentimientos que afloran en la quietud, lo más probable es que más pronto que tarde percibamos qué necesidades insatisfechas están asociadas a estos dolores, a estas tensiones y estas sensaciones que se ahora se manifiestan.

¿QUÉ VOY A HACER AHORA CON TODA ESTA INFORMACIÓN?

Desde el masaje Rama-Raíz lo que hacemos es cubrir estas necesidades de atención y cuidado que afloran. A través de movimiento, la respiración y el contacto vamos creando espacio y amplitud, distensión y relajación, y vamos generando un campo de conciencia donde se haga evidente el siguiente paso. Durante la sesión de masaje suele aparecer una cantidad considerable de información a cerca de cómo esta organizada y estructurada la persona, no sólo físicamente, sino en los demás planos del ser. Lo que queda saber es qué voy a hacer con toda esta información. Ahora que soy consciente de estas necesidades soy el/la responsable de atenderlas. De modo que Rama-Raíz es lo que ocurre entre sesión y sesión, lo que hago con mi vida en este campo de conciencia ampliada. ¿Qué relación tendré ahora con mi cuerpo? ¿Cómo voy a alimentarme? ¿Qué tipo de relaciones quiero mantener, conmigo y con otros/as? ¿Necesito descansar, parar, o activarme, salir de la desidia?

Rama-Raíz es un acompañamiento desde el contacto y el movimiento para la consecución de una vida plena y satisfactoria. Si quieres conocer más acerca esta forma de acompañamiento, puedes solicitar un encuentro individual en nuestro espacio:

Cosulta Rama-Raíz
Alameda Colón 26, 5º-5
635 615 273

También puedes participar en el PRÓXIMO TALLER GRATUITO RAMA-RAÍZ:



Rama-Raíz: Autoconciencia y alivio del dolor a través del movimiento.
Domingo diciembre 2012
horario: 10.30 a 13.30
Entrada libre
(aforo limitado, reserva tu lugar)

Rafael Medina
sindicatodelamor@gmail.com
635 615 273

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